UN CHISTE, EL MEJOR DISFRAZ

 En el mundo de las relaciones humanas existen varios tipos de convenciones que facilitan y hacen aún más llevaderas esas relaciones. Silencios, muletillas, onomatopeyas, metáforas y preguntas retóricas, funcionan como nexo y contexto para diversas conversaciones. Nadie se va literalmente a la mierda cuando otro se lo pide, así como en la gran mayoría de las veces, si nos saludan y preguntan, "cómo estamos", aunque quizás no lo estemos, respondemos, "bien".

Existe una herramienta muy efectiva que muy pocos conocen y sin embargo casi todos la usan. "Era un chiste".

Se puede hacer uso de la misma en aquellas situaciones donde hacemos un comentario u observación y nos damos cuenta que del otro lado la respuesta o reacción es... negativa. Cuando el receptor de nuestras palabras se enoja o se siente ofendido, aparece mágicamente y de forma instantánea esta lubricante frase conciliadora. "Era un chiste".

Condición importante, este as bajo la manga debe jugarse de manera inmediata. Para poder utilizarlo, se requiere de rápidos reflejos ya que tiene por objetivo apagar un foco de incendio. Sucede que en la vida real no hay "auto corrector" ni tecla delete para oprimir, valga la redundanciaSe escuchó lo que dijiste, se entendió muy bien y ya no hay vuelta atrás. Es en ese instante, donde con un tono juguetón y optimista se suelta el "era un chiste". Estirando las palabras y uniéndolas como si fuera el estribillo de una canción. Acompañando con una histriónica sonrisa y hasta una pequeña palmadita en el brazo o la espalda.

Y a partir de entonces surge una situación algo injusta. Porque ahora la responsabilidad es del otro. Ahora se tiene que reír o aceptar el chiste, porque sino el que está fuera de lugar no es uno. Incluso hasta le puede llegar a caer el mote de "malhumorado" o "!qué mal carácter!".

En su defensa, la víctima de nuestro comentario podrá responder con una conocida frase de algún falto de autocrítica que reza "todo chiste tiene una cuota de verdad", que si bien lamentablemente es cierto, si vas a ser cómplice de mi verdad disfrazada de mentira, al menos fingí reirte del chiste.

Ante este argumento, recomiendo quedarse callado. No hace falta explicar nada. Yo lo dije en chiste, vos tomalo como quieras. Flota en el aire el beneficio de la duda y a lo sumo, esto termina en un empate.

La semilla queda plantada, ahora es cuestión de tiempo para que germine. Por supuesto que si el receptor del comentario, el día de mañana saca algo bueno de mi "chiste", de ninguna manera apareceré en los créditos y en ese caso, no pesa más la falta de reconocimiento de la otra parte sino mi falta de ganas o paciencia para bancarme tu reacción a mi comentario.

En la conclusión como en el principio digo, aprovechemos este tipo de frases que muy bien funcionan en las relaciones personales, pero tampoco la hagamos conocida, al punto que cuando mañana digamos "es un chiste", puedan contragolpearnos con un "qué chiste, ni chiste, lo dijiste en serio, ¡LPMQTP!".

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