Sé que no tiene solución, pero me tranquiliza bastante
saber que no soy el único al que le sucede. Quizás puedo vivir por no serlo, de otra manera mi
problema sería una trampa dentro de otra y otra, así sucesivamente. Un problema
sin consuelo, es mucho más problema.
Que "lo del otro es mejor" que lo mío puede no ser verdad,
pero con solo ser una sensación es suficiente razón para uno sentirme ¿mal?
¿incompleto? ¿estafado? Alguno de estos argumentos o todos me ocurren
frecuentemente. Incluso algunos más que no se me ocurren ahora, pero
seguramente los que se le ocurra a otro, van a ser mejores.
Antes de ir a los argumentos, si es que tengo que darlos, o mañana se lo pregunto a mi psicólogo, voy a dar uno o dos ejemplos. Los mejores que se me ocurran, que seguramente no sean como los de otro, que por supuesto, lo va a hacer mejor.
Puedo elegir entre los más comunes o livianos, es
discutible si me afectan más o menos. Pero si vamos a comer, por más veces que
estudie la carta o consulte con el mozo, el plato del otro va a ser mejor que
el mío, aunque la casa lo llame su especialidad. Aunque digas que no te gustó
tanto, va a ser más rico y voy a compartir la mesa pensando que es el del otro el que debería haber pedido yo. Si estoy entre dos remeras, seguramente me
compre la equivocada, aún siendo consciente de mi equivocación. Si elijo ver esta
película, ¡qué buena que es la otra! No sé si la novia de mi amigo era la
correcta, pero probablemente la amiga de la mía es la indicada y si elijo un
lugar para irme de vacaciones voy a contemplar el mar pensando que la montaña
hubiera sido el mejor lugar.
Ahora sí volvamos sobre mis líneas porque es momento de
explicar por qué es un problema sin solución. Murphy escribió mucho sobre mi
vida y esta no va a ser la excepción. (Descontado que su vida fue mejor que la
mía). Así como sus leyes son inalterables, está sensación tampoco lo es. Si
pedía el plato del otro, difícilmente fuera el mejor. La única manera de
probarlo es vivir dos realidades paralelas. Ni siquiera viajando en el tiempo,
porque siempre va a ser el viaje siguiente o el anterior. Lo del otro es mejor
es una sensación irreversible. Es un estado de ánimo capaz de arruinar un
exquisito plato, una pesada decisión o un momento muy esperado. Este síntoma es
tan perverso e insaciable que se cobra víctimas hasta cuando las cosas salen pensando que podrían haber salido mejor. Si tardaste solo cinco minutos en cargar
nafta, te preguntás cuánto hubieras tardado en otra estación de servicio.
Una persona que tiene una vida mejor que la mía, en caso
de soportar mi estupidez y llegar a esta altura del texto diría, “no jodas”,
“come y cállate”. “A todos les pasa querer lo del otro. “Valorá lo que tenés” o
directamente “estás enfermo”. Estás en lo cierto, pero con tus palabras no
hacés más que profundizar mi problema y sin ser tu propósito, terminás dándome
la razón.
Es irónico y contradictorio y hasta se vuelve un
paradoja, saber que en él único caso en que mi argumento es mejor que el de
otro, el perjudicado otra vez soy yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario