DE REGALO, UNA BOLUDEZ

Una situación de la que he sigo testigo varias veces y siempre odié es cuando alguien llega a un cumpleaños y hace entrega de su regalo. Antes de que el cumpleañero abra el paquete el invitado se ataja y anticipa: “es una boludez…”
Es ahí cuando me gustaría y no tengo el valor, de decir: "¡¿Por qué me regalás una boludez?! No me regales una boludez. Venís a mi cumpleaños, me hacés un regalo ¡¡¡y en la cara me decís que es una boludez!!!"
¿Y yo qué hago? ¿Cómo tengo que reaccionar? Como un boludo. Te doy las gracias, te digo que me encanta y me siento más boludo que el regalo.
Si tuvieramos que hacer un silogismo sería así: El regalo es una boludez. A mi me gusta el regalo. Yo soy un boludo.
Y si me pongo a hilar fino puedo decir que pensás eso de mí. Tenés que comprarme un regalo, comprás una boludez, pensás que soy un boludo. ¿Qúe pasó? ¿Cómo fue? Contame un poco el momento: Estabás en un local, viste una porquería que no servía para nada y se te vino mi imagen a la mente?
¿Y yo qué digo después de tu regalo? "No te hubieras molestado… (no lo hiciste) …lo que importa es la intención". ¿Qué intención? Dejá, no intentes más. O hacé otro intento porque este te salió mal.
¿Para qué me reglás una boludez? No me hubieras regalado nada, así me estás demostrando que te importo muy poco. Y si me mentís y me decís que no tuviste tiempo, (para venir sí lo tuviste), está en duda si te importo o no, pero si me regalás una boludez: está clarísimo.
Es sádico ver cómo van matando el regalo de a poquito, con el cassette puesto van diciendo: “es una pavadita, una boludez, que se yo, lo vi…” ¡Pará! No sigas, falta que lo escupas. Está claro que es una MIERDA, no hace falta que me lo expliques.
Pero qué pasa si yo te digo que mi cumpleaños es una boludez también. "No compré cerveza, no compré una torta, ja ja ja, compré esta pavadita… chizitos genéricos… una boludez, si lo que importa es la intención".

En algún otro caso está el regalo no tan boludez, pero que mucho laburo no se tomaron para elegirlo o comprarlo. Es cuando te dicen de una “si no te gusta lo podés cambiar”. En esos casos no es tan malo lo que se regala porque si decís que se puede cambiar te estás exponiendo a que uno sepa el precio de la mierda que regalaste. Entonces me regalaste una mierda, pero algo de guita gastaste. Te importó "cuánto" me regalaste y un carajo "qué" me regalaste. Por lo tanto te sacaste el problema de encima a cualquier precio.
Lo podés cambiar… yo cumplí, fui y pagué. Lo que no hice fue pensar en vos y qué te podía llegar a gustar, eso es un problema tuyo si el que lo va a usar sos vos, no yo. “LO PODÉS CAMBIAR”. Me hacés laburar hijo de puta. Voy al local a cambiarlo, como no me gusta nada, me termino llevando otra cosa más cara, tengo que poner guita encima y el regalo lo compramos a medias.
Si no te gusta lo podés cambiar. Con la mano en el corazón. ¿Te gusta lo que me regalaste? Si decís eso tan apurado es porque sabías que no me iba a gustar. ¿Para qué me lo compraste? Además, me ponés en un lugar de mierda. ¡QUÉ HIJO DE PUTA NO LE GUSTÓ MI REGALO! ¿Por qué me ponés en ese lugar? También me hacés mentir, porque nadie dice: "obvio lo cambio, es horrible". Estoy obligado a decir: "No lo cambio, si está buenísimo". La sonrisa falsa se apodera de mi cara y los que más me conocen saben que estoy mintiendo.
Entonces repacemos. Me regalás algo que no te gusta o no te importa si me gusta, vos te sentís ofendido si digo que no me gusta ,entonces me haces mentir, decir que me gusta, vos quedás como un genio y mañana o la semana que viene tengo que ir como un pelotudo a cambiar tu regalo y perder dos horas porque lo compraste en la primer casa que encontraste en el puto segundo que te acordaste que cumplía años y me regalaste… ya ni te acordás que me regalaste y por eso el año que viene ni siquiera me llames porque te voy a volver a mentir cuando te diga que no festejo mi cumpleaños.