EL PROBLEMA ES QUE YO NO ENTIENDO NADA

El problema es que nadie entiende nada. Y menos entiendo yo. No entiendo cómo a pesar de los años sigo creyendo que las sé todas. Varias o la mayoría. Debo ser argentino.

La vida se cansa de probarme todos los días que no entiendo nada, que estoy equivocado. Es ella la que lleva las riendas y si bien soy dueño de mis actos y responsable de sus consecuencias, ella me dice a mi cómo son las cosas.

No sé cuánto me quiere, sé que no me odia. Sé que tiene su manera particular de hacer las cosas. Es ocurrente, irónica, perversa... tiene humor, a veces uno muy negro. Tiene la última palabra, el último gesto cuando me da un cachetazo. Podemos ofendernos uno con el otro. Hasta pensamos en cortar relación en nuestros peores momentos. Hasta eso sirvió para entender que no entiendo nada y valorar cuánto la quiero, cuánto la necesito. Ella gana siempre. ¿Será por eso que todos la cuidamos tanto? Es sabia, sobre todo es sabia. Tan trillado como cierto. La muy sabia ayer se encargó de darme una de sus más extrañas y menos pensadas lecciones desde que estamos juntos.

Va ser más linda, difícil, vertiginosa, emocionante y por suerte me quedan varios años para seguir encontrándole adjetivos. No entendiendo nada cuando pienso que una vida va cambiar la mía y resulta que mirando un monitor, que tampoco entiendo, encuentro que van a ser dos las responsables.

Gracias, primero a esa mujer que no termina de darme motivos para amarla tanto y después a vos, vida linda. Evidentemente no entender nada es el sentido y eso logra que cada día sea más feliz.

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