Cuando se asoma la mamá del dueño de casa y le dice “vení un segundo”, todos sabemos que lo va a retar.
Y cuando mi amigo vuelva, por más que diga que está todo bien, su cara va a decir todo lo contrario. Lo bueno es que existe la solidaridad y mágicamente empezamos a portarnos bien.
Sin darnos cuenta empezamos a gritar otra vez y cuando la madre se vuelva a asomar, automáticamente nos ponemos todos de pié, agarramos nuestras cosas y hablando bajito nos vamos a donde la madre quisiera. Bien a la mierda.
Sin darnos cuenta empezamos a gritar otra vez y cuando la madre se vuelva a asomar, automáticamente nos ponemos todos de pié, agarramos nuestras cosas y hablando bajito nos vamos a donde la madre quisiera. Bien a la mierda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario