ROMPE NO PAGA

Me pasó muchas veces, cuando era chico, de ir a jugar a la casa de algún amiguito y sin querer romperle algún juguete. ¡Lo juro! fue siempre sin querer, pero me pasó más de una vez.

Aprovecho ahora para pedirles perdón a todos ellos. Busquen en su memoria, en su pasado y si alguna vez no entendieron cómo se rompió alguno de sus juguetes, quiero decirles que fui yo. Cosas que pasan, no lo hice a propósito. Es una sentimiento horrible mezclado con algo de injusticia, uno está jugando y en un exceso de diversión el juguete muere en mis manos.
La mayoría de las veces el dueño de casa no se da cuenta del infortunio. Entonces el miedo invade mi cuerpo. Y ahora ¿quién podrá defenderme? ¿Qué hago? Si tuviera plata, te compro dos si querés, pero ya cambié todos los dientes, ¡estoy quebrado hermano! Así que bueno... voy a tener que esconder la evidencia. Espero que nadie me mire y como dice mi mamá; lo dejó donde lo encontré, lo arreglo, pero no lo arreglo. Lo disimulo. Está ahí... a punto de romperse. El próximo que apenas se acerque lo rompe. Yo, pequeño argentino. A mi amigo no le va a pasar nada grave y si no es de cuidar sus juguetes no le va a doler tanto. Si no lo rompía yo, lo rompía él. Y si por el contrario mantiene bien sus juguetes, ya está en edad de saber que por más que uno se esfuerce, las desgracias suceden.

Si lo pensamos un poco este desenlace es el menor de los daños. Que a vos se te rompa un juguete está dentro de los parámetros, pero si lo rompo yo, en casa ajena… que no conozco cómo es el régimen de penitencias, no está bueno. Me reta tu mamá y después se entera la mía y lo hace también. Son dos retos al precio de una travesura, me parece un poco mucho. Y que lo que rompa sea un juguete es lo mejor que me puede pasar, imaginate romper de un pelotazo un televisor, un vidrio o un adorno.

Analizándolo en frío descubrí que no es todo culpa mía. Tus juguetes están tan buenos que creo que no era yo el que estaba ahí. Jodete si tus soldados de juguete hacen que corra en mí una adrenalina tal que me lleva a agarrarlos tan fuerte y hacerlos pelear tan al límite.

Otra vez, fue sin querer, no se lo cuentes a nadie. Si los demás se enteran que te rompí un juguete no me van a invitar a sus casas a jugar nunca más. No quiero pasar el resto de la primaria limpiando mi imagen, no estoy preparado para esto.
Te lo arreglaría, pero no te lo recomiendo. No te imaginás las veces que abrí juguetes para arreglarlos. Mi experiencia en desarmar un juguete es hacerlo para siempre y en el caso que pueda volver a armarlo me van a sobrar un montón de piezas que nunca sabré de dónde salieron.

Hagamos una cosa, hablá con tu mamá, parece más macanuda que la mía, y decí que fuiste vos y cuando vengas a jugar a mi casa te presto las Barbies de mi hermana para que cobres venganza.

1 comentario:

  1. Me gustó mucho, buen desenlace! y sobre todo es recontra cierto! lo mio era heavy, hacía lo imposible para ir a jugar a lo de mis compañeras, a lo de todas y cada una de ellas quería ir, (conocer casas era mi pasión, y lo sigue siendo!) y pensar q podés romper un juguete ajeno, en casa ajena, y en la q en muchas oportunidades tiraba todas las indirectas habidas y por haber para ser invitada, imaginate, romper el juguete de alguien q nisiquiera de ella surgió la idea de invitarme a jugar a su casa. Terrible!


    mh

    ResponderEliminar