SALA DE-SESPERA

Antes de arrancar quiero aclarar que para mi una sala de espera es un error. Ya desde el nombre, el concepto, desde su génesis. Al que se le ocurrió, es un mediocre. De movida plantea un consuelo. Es subvencionar a la impuntualidad.

Para salir del paso estaba bien, una sala de espera, pero en ningún momento se preguntaron cómo solucionar la espera. Nadie intentó jamás terminar con las salas de espera. Y la culpa no es de los consultorios médicos. La culpa es nuestra que nunca hicimos nada. Aceptamos la sala de espera y nos sentamos sin decir nada. Los mismos que no pueden esperar a que baje la gente de un vagón de subte para subir ellos, son los mismos que se sientan en una sala y pierden hasta 45 minutos de su vida sin hacer nada.


Hay salas de espera permitidas. En un hospital es más lógico. Vos llegás de repente y no podés pretender que te atiendan en el momento. No hay tantos médicos como gente que le duele algo o se accidenta en un momento determinado. Pero la sala de espera de un consultorio es inadmisible. Es lógico una esperar 5 minutos, pero desde el momento que ponen sillones y revistas es que estamos reconociendo la falla.


Está bien, los turnos se dan cada media hora. Atender a un paciente le llevó 45 minutos, pero ¿no se compensa con el que estuvo 7? Ahí ganábamos como 23 minutos.

Un médico que dice mañana tengo un día durísimo. Cómo sabe, si todavía no vio a los pacientes, no sabe lo que tienen. ¿Cuanto más enfermo está el paciente más duro es el trabajo del doctor? Si el que cura es el remedio.

Volvamos a la sala de espera. ¿Por qué hay que hablar tan bajo? ¿Anda mal el estetoscopio? ¿El que está adentro ya se murió? También podemos caer en lugares comunes como las revistas viejas, la gente que se roba esas revistas, la televisión sin volumen… ¿Por qué poner una tele sin volumen? Y lo peor es que uno termina mirándola igual. TN o un canal de noticias sin volumen donde uno le agrega a esas imágenes lo que leyó en algún diario. Vemos un paro de cualquier cosa, un técnico que renuncia y algún índice que no deja de trepar.

Algo que me hace pensar que voy poco al médico es cuando veo a esa paciente que después de atenderse se queda dos horas hablando con lasecretaria. Hablan de todo, no solo de sus síntomas, de los hijos, las fiestas y un montón de tantas otras cosas. ¿Cuántas veces tenés que ir a ver a un doctor para hablar de tu familia con su secretaria?

Después de estar sentado hace mucho realmente empezás a pensar que lo que te puede salvar es esperar a que salga el doctor y te vea. En cuanto te mire se acuerda de vos, de tu enfermedad que no lo deja dormir y te hace pasar primero. Seguro que cuando te vea, pasás. Él sale le ponés una mirada de “DOCTOR” y a él no le muve un músculo verte.

Estás en una clínica y llaman a alguien que no sos vos. Eh! Ese llegó después que yo, no puede ser! Tranquilo vino a ver a otro médico. Además no estás antes que todos los que llegaron después que vos. No cuentes paciente, seguro te vas a equivocar. ¿Esos dos están juntos o separados?

Y cuando te llaman hay como una sensación de gol. Te levantás muy apurado, esperé tanto, lo único que falta es que el doctor llame a otro, y cuando mirás a tus compañeros de sala hay como un lero lero “soy más amigo del doctor que ustedes”.

Agarrás tus cosas y caminás atrás del doctor como un buen alumno, lo tratás muy bien, le mostrás los deberes (análisis de sangre, etc.) y te olvidás de cuánto lo puteaste mientras tanto lo esperabas. El tipo nunca se entera que es un desgraciado porque no se lo dice nadie y la sala de espera es siempre igual. Pasan los pacientes las salas quedan.

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